Estimados lectores:
Hoy les traigo mi experiencia
con el tercer libro de la hiperfamosa serie “De Sangre y Cenizas”. Así es, INMEDIATAMENTE
después de terminar el libro anterior me fui enseguida a comenzar el tercero, y
es que “Un reino de Carne y de Fuego” terminó con un cliffhanger del tamaño del
mundo, así que LITERALMENTE leí el último párrafo mientras bajaba las escaleras
para ir a mi librero por este.
Antes de continuar, me
aseguro de que no hayan entrado aquí por curiosidad sin leer los primeros dos
libros, porque POR DIOS, ¡salgan de aquí! Vayan a la reseña que correspondan
para evitar spoilers:
Libro 2: Un Reino de Carney Fuego
Ahora sí, les comento.
El inicio de este libro
retoma el último capítulo del anterior, cuando Poppy es traicionada vilmente
por un grupo de atlantianos y desata un poder que ni ella sabía que poseía.
Pues no puedo contarles
mucho más, excepto de que Poppy descubre finalmente sus orígenes, y eso es un
misterio que me carcomía desde el primer libro.
Los primeros capítulos de
esta tercera entrega avanzan bien, con buen ritmo y debo confesar que me los
devoré de lo interesante que estaban. Sin embargo, más o menos como a la mitad
del libro, nos encontramos un poco varados en los pensamientos de la protagonista
y las muchas (muchas) escenas explícitas con Casteel, algo que no es malo en
sí, pero en ocasiones se tornó repetitivo e innecesario.
Casi como si la autora
quisiera estirar la historia unas 200 páginas más y le metió algo de relleno en
vez de incluir subtramas.
Existe algo de repetición
en cuanto a los clichés de la historia, como que Poppy es demasiado curiosa;
Casteel está enfermo y se prende con la violencia; Poppy es supermegaespecial.
En fin, ya saben.
SIN EMBARGO...
La historia no deja de ser
la historia y Armentrout no deja de ser una buena escritora. Si hay algo que sabe
hacer perfectamente es sorprender al lector. NUNCA puedo predecir que viene,
porque se atreve a todo, piensa fuera de lo ordinario y realmente sabe cómo
mantenernos interesados (#ElChismeEsMiPasión).
Tenemos nuevos personajes,
nuevos seres, Poppy adquiere nuevos poderes y, lo que sí, es que como al 70% ¡agárrense!
Porque la velocidad aumenta a 200,000 km/h y casi tenemos que parar de leer
para regresar mientras decimos “¿Qué diablos fue eso?”.
Sobre decir que no podemos
continuar la historia sin este libro, que su único pecado, a mi parecer, es la
ambición de la autora de hacer libros de 800 páginas en cada entrega, cosa que
se me hace poco ecológico y tiende a hacernos perder interés, pero LO BUENO es
que sabe cómo hacernos regresar a las garras malévolas del mundo literario y
perdamos noción del tiempo y espacio y terminemos siendo seres horrendos híbridos
de vegetales y perezosos, incapaces de hacer nada más que leer.
Dicho esto, si hubiera sido
beta reader (¡Ja! ¡En mis sueños!), le diría a la Jenny que le bajara a los pensamientos
de Poppy un poquitín para hacer el libro perfecto.
Y claro, nos tuvo que dejar nuevamente en una situación
en la que nos mordemos las uñas del estrés, dicho esto:
MUERO POR LEER EL
SIGUIENTE.
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