Luisiana, 1875. En la tumultuosa Era de la Reconstrucción, tres jóvenes parten juntas en una arriesgada misión: Hannie, una esclava liberada; Lavinia, la consentida heredera de una plantación que le ha sido arrebatada; y Juneau Jane, la hermanastra mestiza de Lavinia. Cada una de ellas carga con sus propias heridas y guarda profundos secretos, mientras emprenden un viaje a Texas a través de carreteras llenas de justicieros y soldados que todavía luchan por una guerra perdida tiempo atrás. Lavinia y Juneau Jane viajan por una herencia robada y por desesperación económica, pero para Hannie, separada de su madre y de sus hermanos antes del fin de la esclavitud, el peregrinaje hacia el oeste reaviva una pregunta que la atormenta: ¿podría estar su familia, perdida tiempo atrás, todavía allí?
Estimados lectores:
El día de hoy me salgo de mi zona de
confort nuevamente y me voy a una novela histórica que definitivamente me
conmovió.
Nunca me había tocado leer una historia
de la Guerra de Secesión, ni de la época de la esclavitud, en parte porque el
tema me crispa los nervios de pensar que una vez la humanidad tomaba posesión
legar de seres humanos y se salía con la suya, y en parte porque creo que no
había salido uno del tema que tuviera una perspectiva más joven, como en este
caso (sí, lo admito, la portada preciosa TAMBIÉN influyó en mi decisión de leer
este libro).
Hannie es una jovencita que ha sufrido
terriblemente los estragos de la separación de toda su familia, todo gracias a
que un fulano pensó que era buena idea vender a los esclavos de su tío antes de
que se los quiten. Y ojo, no que el “amo” en esta historia sea precisamente
bueno, ya que solo por el hecho de que apoyara la esclavitud ya nos deja con la
sensación de que no es tan buen amo como lo pintan.
Involucrada en una aventura con Lavinia (legítima heredera) y Juneau Jane (hija bastarda del amo), Hannie sigue a estas chicas tomándose la tarea de cuidarlas, si bien por propia conveniencia al principio. En el camino, se encuentra con muchas otras personas que también perdieron a sus seres queridos durante la Guerra de Secesión, fueron arrebatados de su familia y también están interesados en localizarlos.
Por eso, cuando Hannie se entera de que existe la sección de los amigos perdidos en un periódico cristiano (The Southwestern Christian Advocate, caso real), se encarga de anotar (con ayuda de Juneau Jane, ya que Hannie no sabe escribir) a todos para poder publicar su historia.
A la par, vemos a Benny, una profesora
joven que comienza a dar clases a jóvenes de esa misma comunidad pero 100 años
después, que siguen con rezago educativo, problemas familiares y económicos, y
lucha por reconectarlos con sus orígenes para motivarlos a salir adelante.
Es una historia que tiene muchos matices,
pero el principal es la sensibilidad de ser desarraigado de tus orígenes, además
que podemos observar otros temas que van de la mano con la época como el racismo,
el sistema de patriarcado e invisibilidad de las mujeres, etc.
En sí, la lectura es pausada, aunque
tiene sus momentos de persecución que te dejan literalmente con los nervios de
punta y también se combina muy bien con un toque de romance que surge paralelamente
en la historia de Hannie y de Benny.
Lisa Wingate, Autora
A pesar de no ser fanática a muerte de la
novela histórica, esta y otras novelas del género (como las de Santa Montefiore) se han ganado un espacio en mi corazón por la agilidad narrativa en que nos
cuentan hechos históricos y crean personajes tan reales que es imposible no
empatizar con ellos.
Un libro que me encantó y pienso releer
una vez que me quite la influencia del bloqueo lector que me tiene muy lenta.
¡Se los recomiendo mucho!
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