Después de un duelo de funestas consecuencias entre dos amigos, Daniel Smythe-Smith debe huir de Londres y su rival, Hugh Prentice, queda lisiado para siempre. Daniel, reivindicado, ha podido regresar, pero Hugh, un brillante matemático, se ha convertido en un hombre amargado con escasa paciencia para los superfluos rituales de la alta sociedad y con ninguna esperanza de poder cortejar a una de las damas de alcurnia que antes lo rodeaban. Mucho menos a lady Sarah Pleinsworth, la irritante y autoritaria mujer encargada de cuidarlo. Por si esto fuera poco, Sarah pertenece a la familia de Daniel, y considera que Hugh es culpable de muchas de las tragedias desencadenadas por el fatídico duelo. Cuando Sarah y Hugh están juntos son como el agua y el aceite. Pero poco a poco, las chispas de odio y resentimiento que surgen entre ellos van dando lugar a una atracción cada vez más profunda, a la que ninguno de los dos puede oponerse.
Estimados
lectores:
Regreso con mi
género de confort y con la maestra de las novelas románticas históricas, con
este libro que es el tercero de la serie de los Smythe-Smith y que nos trae la
historia de la caprichosa Sarah, prima de Honoria, a quien conocimos en el
primer libro.
Sarah Pleinsworth tiene un odio irracional
hacia Hugh Prentice por haber obligado a su primo, Daniel, a salir del país.
Aquí conocemos un poco más del contexto de esta pelea entre los viejos amigos y
nos damos cuenta de que realmente Hugh, aunque tonto y borracho, provocó el
duelo, sí, pero no que Daniel saliera del país.
En las
celebraciones de la boda de Honoria, ambos se ven obligados a convivir, lo que podrán
adivinar provoca una chispa entre Sarah y Hugh.
Debo decir que,
por mucho que ame los enemies-to-lovers, este fue una franca decepción.
Para empezar, las
razones de Sarah para odiar a Hugh eran absurdase infantiles. No era el daño
a Daniel, que ya había regresado al país sano y salvo, no. Tampoco era el daño
a Honoria, quien realmente sufrió la ausencia de su hermano. No era la crueldad
con la que el padre de Hugh persiguió a Daniel. Es que por su culpa no pudo
asistir a su primera temporada, y perdió tooooodas sus oportunidades de
casarse. Ridículo.
Sobra decir que
no pude empatizar mucho Sarah, incluso si es una niña consentida, pero mis
quejas no acaban ahí.
Sentí poco
esfuerzo por parte de Julia Quinn, y lo entiendo, ¡es
Julia Quinn! Un best-seller seguro, una base de fanáticos muy firme y una prisa
por publicar lo antes posible para permanecer en la cima. El problema con esto
es que nos quedamos, en esta ocasión con un libro que valía la pena pulir, una
trama poco interesante y un romance mediocre con mucho relleno de por medio.
No hablemos del
villano del cuento y la manera poco coherente de ponerlo en su lugar.
Aún así,
tampoco es un libro esencialmente malo. Se disfruta, es un romance ligero y
sirve bien para desconectar. Solo es que, para estas alturas, uno espera más de
los libros de Julia Quinn.
Así que, si son
fanáticos de Julia Quinn, este libro NO es esencial más que para completar la
colección; y si apenas van empezando, esta historia seguramente cumplirá su
cometido de hacerles pasar un rato bastante entretenido.
Soy superfan de
Julia Quinn, pero este libro no fue para mí, que no quita que alguien más lo
pueda disfrutar mucho más que yo, especialmente si les gusta el romance histórico.
¡Hasta pronto!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario