Desde hace siglos, vampiros y licántropos mantienen un pacto que protege a los humanos de un mundo de peligro y oscuridad.
Estimados lectores:
Uno de mis géneros favoritos es la
fantasía. Especialmente cuando tiene romance en la mezcla, que hace que mi nivel
de interés se vaya por los cielos. Más allá de esto, cuando trata de vampiros… ¡UF!
(soy generación de Crepúsculo y no tengo miedo de admitirlo).
Podrán entender, por supuesto, lo mucho
que me emocionó tomar este libro, y es que tuve experiencias en el pasado muy
gratas al retomar el tema de estos seres colmilludos, así que iba con unas
expectativas superaltas y estaba completamente lista para enamorarme de este
libro.
Lamentablemente, cuando uno tiene expectativas *así* de altas, la caída resulta trágicamente estrepitosa. No fue tan así en este caso, pero antes de adelantarme, les platico un poco de qué va.
William es un vampiro de cientos de años
que ha quedado atrapado en un cuerpo joven. Ha cargado con una gran culpa y ha
intentado solucionarlo en más de una ocasión sin mucho éxito. En el mundo
moderno, viaja a ver a uno de sus más queridos amigos, Daniel, y en el camino
se topa a una curiosa —aunque algo torpe—bella adolescente que lo deslumbra por
más que quiera resistirse, Kate. (EJEM, de aquí algo me suena). Para complicarla más,
la frágil tregua que mantiene su especie con los licántropos (Sí,
definitivamente ese árbol se me hace conocido) se ve amenazada en esta primera
historia. Pronto, Kate se ve involucrada en el mundo de los vampiros y su vida
repentinamente está en riesgo (UN MOMENTO, no hay duda de que conozco esta historia).
A esta altura resulta obvio decir que mientras más avanzaba en la historia, más pensaba en aquella
trilogía que tuvo cuatro películas que maratoneo cuando quiero recordar
viejos tiempos.
Así, una cada vez más suspicaz lectora
errática —su servidora— tuvo la sensación de estar una vez más leyendo un
fanfic de aquel mundo literario, uno con una trama peligrosamente cercana a la
original.
Bueno, y no es que la historia no tenga nuevos
elementos: una mejor amiga que también conoce ese mundo secreto, una ex que se
rehusa a dejar morir un viejo amor, una historia política entre vampiros que no
me molesté en aprender al 100%... el punto es que toda la primera mitad del
libro me sonaba demasiado familiar, y eso me desilusionó un poco.
Ahora, sacando de la ecuación aquella
historia y sus similitudes con esta, y ya superando mi trauma, debo admitir que también me encontré
suspirando por William, anhelando esos encuentros —bastante inocentes, por
cierto— llenos de tensión, me ganó la parte romántica y me encontré disfrutando
bastante la historia.
Al final, los personajes se ganaron mi corazón.
Es un libro de esos que seguramente
ganarán nuevos lectores en el ámbito juvenil, aquellos que, como yo estuve hace
años, ansían una conexión con un libro y que seguramente encontrarán en este.
Puntos extra: los poderes mega especiales
de William son bastante interesantes, me gustó el misterio de por qué él es
especial, y me dejó con bastante ganas
de leer el segundo.
Perdonen si voy de un extremo a otro con
mis opiniones, pero me gusta contarles todo sin reservarme las partes buenas y las
malas, pero seguro con esto ya se podrán dar una idea de qué esperar.
¡Hasta pronto!
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