Jerusha «Judy» Abbott es una huérfana de 17 años cuyo futuro parece ya marcado. Después de años de soledad y duro trabajo en el orfanato y con pocas posibilidades de prosperar, su vida da un vuelco inesperado pues el destino tiene reservadas todavía grandes sorpresas para ella. Todo cambia cuando es llamada al despacho de la directora e informada de que un miembro del consejo de administración del hogar para huérfanos, que prefiere permanecer en el anonimato, ha decidido convertirse en su benefactor y enviarla a la universidad para que se convierta en escritora. Para obtener esta ayuda, el único requisito que el misterioso filántropo exige a Judy, y que ella cumplirá encantada, es el de escribirle una carta cada mes informándole de los progresos en sus estudios y los detalles de su vida cotidiana en la universidad.
Estimados lectores:
El día de hoy les traigo un libro clásico de lo más
lindo e inocente que podrán encontrar, pero que a la vez se siente fresco y
sincero, lo que lo hace un regalo excelente para niños y adolescentes.
Judy es una chica brutalmente honesta, pero inteligente y con un gran
corazón, que vive en un orfanato. Al tener 17, ha abandonado toda posibilidad
de ser adoptada, pero mantiene una actitud positiva (con rachas de impetuosa
irritación) y amable.
Cuando un extraño, del que solo logra ver la silueta,
le ofrece pagar su educación completa, junto con una asignación para vivir
cómodamente en la Universidad, Judy logra vislumbrar un futuro distinto al que
había esperado. La única condición es que se dedique a sus estudios y que le
escriba cartas comentando su progreso.
Judy toma la oportunidad y usa estas cartas para
escribirle de sus estudios, pero también abre su corazón y comparte sus
opiniones, reflexiones, expectativas… y bautiza a este benefactor por lo que
alcanza ver de su silueta: Papá piernas
largas.
Esta historia es bellísima, no solo porque me
recuerda a esa caricatura de mi infancia, CandyCandy, sino por el giro que toma
la historia de Judy cuando empieza a tener intereses románticos en dos chicos
que conoce a través de sus nuevas amigas.
Esta es un gran clásico para empezar con la lectura.
No por nada ha tenido adaptaciones al cine y televisión desde que salió el
libro, y es que por desgracia no me había topado con ninguna de ellas. La parte
buena es que entré a esta novela sin saber NADA, por lo que todos los giros me
resultaron nuevos y pude disfrutar esta historia como se debe.
Me fascinó el estilo epistolar de la novela, no solo
porque es una gran habilidad el contar una historia completa a través de
cartas, sino porque le da un toque fresco a la historia y hace que sea como
espiar en la correspondencia de una chica muy muy interesante.
¡Judy me ha fascinado como personaje! Es un personaje bastante atípico para las novelas de la época, porque es una jovencita con mucho carácter, honestidad y candor. No teme admitir que sí, quiere encajar con sus compañeros, pero tampoco deja su esencia particular.
En algún momento sentí incomodidad ante el control
que su benefactor ejercía sobre ella, pero dada la época, creo que Judy supo
manejarlo bastante bien.
Es una novela que se lee muy rápido, se disfruta y
realmente no tiene momentos de grandes angustias (afortunadamente para Judy),
más que las emocionales de la juventud, y eso me fascinó porque no dejó de ser
interesante y engancharme completamente.
Las ilustraciones me ayudaron a poner una imagen más clara y la verdad es que son bellísimas.
Terminé el libro con un suspiro de satisfacción y bastante
complacida con la historia. Es una lectura ligera que es optimista y
esperanzadora y me encantó.
¡La recomiendo mucho!
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