Abril, 1998. Port Townsend, condado de Jefferson. Una joven sale de su casa y no regresa nunca. Veinte años después, en el pasillo de un Super mercado de la misma ciudad, Ophelia se pregunta dónde se encuentra su padre. Ha llegado desde Londres para buscar lo y reclamarle la novela que le roba y firma con su nombre, pero parece que el escritor más destacado del momento, Emanuel Fitzpatrick, ha desaparecido de la faz de la tierra. Solo quedan de él un rastro de postales que le hace llegar a su hija, aunque no está segura de que sean suyas. Una serie de secretos oscuros empiezan a destaparse cuando encuentra una caja de fotos de Primrose Rogers, la joven que desaparecido en la primavera de 1998, en el despacho de su padre.
Estimados lectores:
Hoy les
traigo una novela bastante diferente a lo que había leído anteriormente, y es
que, aunque está considerada como un romance, creo que tenemos un drama en toda
regla, que se conjunta con el desentrañamiento del misterio del padre de
nuestra protagonista.
Ophelia es
una adolescente que tiene una relación conflictiva con su padre, que es tan
brillante como distante; cuando él desaparece, Ophelia viaja a Port Townsend
para localizarlo. En el camino, conocerá a Milo, un aspirante a escritor que
conocía a su padre y será bastante importante en la historia.
Viajamos
también entre los recuerdos de Ophelia, en el que poco a poco nos llevará un evento
importante que deriva en la pérdida de su gran amor, Noah y su mejor amiga,
Índigo.
Debo decir
que no sabía qué pensar de la sinopsis cuando lo tomé por primera vez; sin
embargo, el estilo melancólico de Ana Draghia me enganchó desde el inicio, ya
que nos deja intrigados acerca de qué le habrá pasado a su padre; qué pasó realmente
esa primavera de 1998; qué fue lo que le sucedió a Ophelia, Noah e Índigo. Todo
contribuye a dejarnos prendados de la historia.
Tenemos personajes
perfectamente diferenciados y con voz única, pero a la vez reales y, en
ocasiones, impredecibles, lo que logró que podamos empatizar con Ophelia, en
primer lugar, pero también con personajes secundarios como Milo.
Personalmente,
me interesó poco la historia de Noah e Índigo, pero enriqueció bastante a
nuestra protagonista y creo que contribuyó a que podamos entender el carácter
tan particular que tiene en la actualidad.
Es emocionante, intrigante y muy fácil de leer; nos transporta a ese mundo oscuro de las emociones y experiencias de Ophelia con mucha habilidad, hilando con éxito todas las variables para culminar en un final satisfactorio y bastante inesperado.
Me gustó
muchísimo, la verdad no conocía a esta autora, pero tendré en la mira sus otros
libros porque me dejó con ganas de seguirla leyendo.
¡Superrecomendado!
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