SIEMPRE EL MISMO DÍA es una historia de amor sin fecha de caducidad. David Nicholls, autor de DULCE DESPEDIDA, plantea un concepto muy original: tomar como referencia el día en que se conoció una pareja y observar a lo largo de veinte años, todos los 15 de julio, cómo se encuentra esa relación; qué cosas han cambiado para bien y para mal.
Estimados lectores:
SABÍA QUE LEER ESTE LIBRO ERA UN ABUSO
EMOCIONAL HACIA MÍ MISMA.
Perdonen ustedes que empiece con las
mayúsculas, pero sinceramente el libro lo amerita. Ya había visto la
película basada en este libro, protagonizada por Anne Hathaway, así que SABÍA a
lo que me atenía cuando comencé a leerlo. LO SABÍA.
Este libro es una montaña rusa de
emociones, pero una que no va rápido, sino lento, pausado, te deja admirar el
paisaje y disfrutarlo, pero en las caídas, Dios mío, las caídas son brutales.
Me pareció un libro infinitamente
melancólico, es una historia de un amor prolongado, profundo y
significativo entre dos personas que comienzan atropelladamente una relación
de amigos que se gustan (¿es posible eso? No puedo imaginarlo), con los
altibajos que sus diferentes estilos de vida conllevan. Tendremos un vistazo a
cómo se va desarrollando la historia, siempre el mismo 15 de julio a lo
largo de los años.
Dexter es un chico rico mimado y pretencioso, que ve su oportunidad de brillar en la televisión, aunque nunca termina de adaptarse a ese ambiente lleno de tentaciones que lo atrapan fácilmente.
Emma, por el otro lado, es una chica rígida, idealista, pero con unas inseguridades terribles que evitan que pueda utilizar todo su potencial.
Ninguno de los dos personajes es
particularmente entrañable, pero al mismo tiempo, lo son; son imperfectos y
condenadamente reales, casi como tener ese amigo que tiene sus cosas, pero que
adoras y no cambiarías por nada, pero cómo da ganas de darle una cachetada a
veces. Su relación raya en la dependencia emocional y a momentos es dolorosa
por lo obvio de sus sentimientos.
Tardamos 3/4 del libro en que finalmente
se animen y lo intenten, y cuando por fin lo hicieron, se quedó corto en mi
cabeza.
El formato del libro me gustó, me pareció un
acierto transcribir las cartas íntegras que se intercambiaban a lo largo de los
años y el estilo de narración definitivamente ayuda a pintar una imagen precisa
en la cabeza.
Por otro lado, y no sé si se deba a que
está en tercera persona, creo que resultó algo impersonal y carente de
sentimientos en ocasiones; no se ahonda en sentimientos, sino más bien en
describir lo que tenía ganas de hacer el personaje, lo que pensó, su intención,
pero no más allá, aunque se intuyen en ocasiones.
Es un libro romántico, pero no hay tantísimo
romance en él, pues resulta más un análisis de lo efímero de la vida,
de los momentos y de seguir adelante, evolucionar y madurar, siempre hasta
cierto punto enfocado en Dexter, que fue siempre el eje rector de la
historia. Por lo mismo, les sugiero que si lo que buscan son suspiros,
anhelos y corazoncitos en los ojos, vayan por otro camino.
Aun así, este libro me gustó, lo disfruté
inmensamente y lo volveré a leer cuando sienta de nuevo ese impulso de
autoflagelarme con melancolía sin afectar mi propia vida. Una lectura
interesante, meditativa y muy bien escrita y construida.
¡Hasta pronto!
¡Hola!
ResponderBorrarPues la verdad es que últimamente me apetece una buena novela para llorar. Había oído hablar de la película, pero nunca del libro. ¡Me lo llevo apuntadísimo! Muchas gracis por la recomendación ^^
Un abrazo,
María 🌼🌻🌷
¡Hola! Me alegra ver que ha sido una novela de la que has disfrutado. Personalmente no es una lectura que me llame especialmente la atención, por lo que en esta ocasión prefiero dejarlo pasar.
ResponderBorrar¡Nos leemos!