Una niña desaparecida, una madre presa de la desesperación, una llamada que trae de vuelta los fantasmas del pasado a un presente desgarrador… Joy Fielding combina con maestría los ingredientes precisos en una apasionante novela de suspense psicológico.
Estimados lectores:
Les traigo un libro de una autora que ya
había reseñado antes, con «Huye, Jane, huye» , y que tenía
muchas ganas de volver a leer.
Aunque este libro tenía meses en mi
librero, esto fue por cuestiones meramente de cobardía, porque últimamente
había estado rehuyendo a cualquier libro que involucrara hijos en situación de
peligro. Sin embargo, una vez que empecé con esta historia, la devoré en pocos
días.
Como la sinopsis no revela gran cosa, les
comentaré un poco de qué va. Una familia de cuatro viaja en compañía de un
grupo de amigos a celebrar su aniversario a México. Justo antes de una cena
programada, la niñera del hotel cancela, lo que deja a los padres sin opciones.
Caroline en primera instancia ofrece a su esposo quedarse con los pequeños, o
turnarse para ir con sus amigos, pero tras la insistencia del otro, deciden ir
a cenar a pocos metros de su habitación y regresar cada 30 minutos para revisar
que las niñas estén bien.
Todo está bien, hasta que no lo está, y al regresar
se dan cuenta de que la más pequeña desaparece. Se hace una búsqueda
infructuosa, se investiga a los padres, pero el misterio permanece a lo largo
de los años. Hasta que, mucho tiempo después, una chica llama a Caroline,
diciendo que cree ser su hija perdida.
¿Algo de esto les suena? Pues, claro, es
que está basada en el infame caso de Madeleine McCann,
una pequeña inglesa de tres años que desapareció en las mismas condiciones,
solo que en un hotel de Portugal mientras sus padres cenaban. Hay claras
diferencias en la historia, lo suficiente para evitar una relación directa al
caso, pero, en esencia, el evento es indiscutiblemente similar.
Sin embargo, este sigue siendo un libro
de ficción, por lo que no se ahonda en la investigación, sino en el lado
humano, en las emociones encontradas de Caroline, la madre de la pequeña
Samantha, en su complicada relación con Michelle, su hija mayor, así como las
reacciones de las personas que rodean la vida de este mujer.
El libro avanza paralelamente en dos líneas
temporales: una que nos narra los sucesos previos e inmediatamente posteriores
a la desaparición de Samantha; en la otra, tenemos los eventos años después,
cuando surge la posibilidad de que esa extraña joven sea la pequeña perdida. Caroline
se debate entre la duda y la esperanza. Ha sido herida anteriormente por
personas que buscan sacar provecho de su desgracia, pero la esperanza se mueve
en su interior.
Prácticamente nos encontramos con una
historia alterna, que explora las teorías de este caso hasta concluir en el
descubrimiento del culpable. Debo admitir que la narración te hace sospechar
de varias personas, aunque definitivamente me sorprendió la conclusión de la
historia.
Es un libro que se lee muy rápido,
remueve muchas emociones —especialmente en los que somos padres y esto
representa uno de nuestros peores temores—, y se vuelve adictivo desde las
primeras hojas.
En particular, fue interesante leer
acerca de la difícil relación de Michelle con su madre, causada por los
resentimientos guardados por tantos años viviendo a la sombra de su hermanita
desaparecida y la falta de comunicación entre las dos. Es un personaje odioso,
hasta cierto punto, pero eso la hizo uno de los personajes que tiene más
matices y no se siente acartonado. En mi opinión, aportó mucho a la
historia e hizo que se volviera más cercana mientras avanzaba.
El libro, por supuesto, no está exento de
uno que otro detalle que no me agradaron, pero en general el libro explora a
profundidad a sus personajes, sensibiliza y nos ayuda a entender un poco la
magnitud de una tragedia en la vida de una persona.
Es un libro que se disfruta bastante, se
lee muy rápido y es perfecto para un fin de semana en que se busca explorar las
emociones humanas.
¡Se los recomiendo!
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