"Yo no sé nada acerca de elefantes, y tampoco sé sobre baile. Y a pesar de todo, este libro es un manual de entrenamiento y una carta de amor dirigida a los que, como tú, bailan con elefantes. Hacer frente a los elefantes es algo que generalmente evitamos.
Estimados lectores:
El día de hoy les traigo un libro que
ayudará a las personas que vivan con una enfermedad crónica o discapacitante, o
aquellas cercanas a alguien que la padece.
Todos identificamos a los elefantes como
esos animales inmensos y afables que viven en algún lugar de otro continente y
que imaginamos viviendo en la sabana con su manada. Usualmente, no asociamos
esta imagen con algo negativo. A menos que se encuentre en una pequeña
habitación, ¿no?
También relacionamos a los elefantes con
asuntos de gran magnitud o importancia, algo imposible
de ignorar. Esta es la perfecta metáfora de vivir con una enfermedad.
El autor, Jarem Sawatsky, padece de una
enfermedad crónica llamada Huntington, un padecimiento neurodegenerativo que
ocasiona convulsiones y temblores, por lo que se le ha conocido en antiguos tiempos
como la «enfermedad danzante». El juego de palabras que ha escogido Sawatsky
para el título no pasa desapercibido, pero este libro, y su propia historia, no
se limita únicamente a esta enfermedad.
Teniendo muy cercana a una persona que
padece una enfermedad crónica discapacitante, he encontrado en este libro un
gran optimismo, mucha reflexión y esperanza.
El autor divide en cinco partes esta
historia: reverenciar la vida, felicidad verdadera,
amor verdadero, habla amorosa y escucha profunda y alimentación y sanación.
En cada etapa nos comparte su historia, sí, pero también fragmentos de su propia
forma de lidiar con esto, en forma de poemas profundos que él mismo escribió,
así como algunas pequeñas oraciones que le han ayudado a relativizar su situación.
Un hombre cristiano y espiritual, era
claro que la religión iba a tomar un gran papel en su enfermedad como en los
demás aspectos de su vida, pero creo que es posible tomar la esencia de la oración,
aún si no son creyentes:
No temas.
Doy gracias a
Dios, que creó buenas todas las cosas.
En Cristo, todo
subsiste.
No tengo derecho
a la vida sin la muerte.
Acepto la vida
sagrada.
Acepto la muerte
sagrada.
Acepto el crecimiento
y el declive que se da entre ambos.
Cabe aclarar, que este libro no es un
libro religioso, pero sí se exploran ciertas creencias budistas, cristianas y
de otros tipos, lo que no limita que una persona espiritual, aunque sin
religión definida, pudiera disfrutarlo.
Y se preguntarán ¿y donde está el
mindfulness en todo esto? Pues partiendo de que el mindfulness es el
entrenamiento de la mente para percibir y aceptar el mundo que nos rodea,
nuestra situación y nuestro entorno, el principio que sigue el autor durante
toda su historia es justamente este. En aprovechar la vida, mientras la
tenemos, cómo la tengamos.
A lo largo de los capítulos, Sawatsky nos
comparte consejos y parte la sabiduría adquirida en su propio camino, que
algunas nos pudieran resultar obvias. Apreciar a los animales, jugar con los
niños, amar, amar y amar; comprender a nuestros antepasados, hacer aquello que
nos aporte alegría y amor. Cosas que damos por sentado, pero que a veces
olvidamos disfrutar.
En los últimos capítulos, nos encontramos
con los asuntos terrenales que también deben tomarse en consideración al
padecer una enfermedad crónica, como la alimentación y planes de salud, pero
todo se hace con la misma visión que se mantiene a lo largo del libro, la del
mindfulness.
Es un libro que me tardé bastante en
terminar, debo confesarlo, pero no porque sea pesado o malo, sino que el tema
en general es bastante importante, por lo que me tomé el tiempo, leyendo
capítulo aquí y allá cuando terminaba una lectura, para digerirlo y procesarlo.
Es un libro muy útil, especialmente en
las manos correctas, por lo que si tienen algún familiar que conviva con alguna
enfermedad, este sería un regalo invaluable.
¡Hasta pronto!
¡Hola! Como mencionas en tu reseña, creo que puede ser una buena lectura para un tipo en particular de persona, pero a mí no me llama especialmente la atención, así que al menos por el momento prefiero dejarlo pasar.
ResponderBorrar¡Nos leemos!