Ellos no se conocían. Ella, la cantante, caminaba junto al zoológico todos los días cuando iba y venía del conservatorio. El león iba y venía dentro de su jaula con una soltura prodigiosa, casi sin tocar el suelo. Ella cantaba siempre; él a veces rugía. Pero algo sucedió un día en el zoológico que propició que los dos se conocieran entre las ramas de un árbol, y que al cruzar sus miradas el tiempo pareciera detenerse. ¿Qué sucede en ese encuentro siempre difícil entre lo salvaje y lo imperfecto, entre la bestia y la bella, entre el animal y lo humano?
Esta pregunta lanzada por el autor, Ricardo Chávez, fue reflexionada ampliamente por Manuel Monroy, quien ilustra esta obra de manera exquisita y elegante, y quien propone al lector distintos caminos para interpretarla. Ricardo Chávez Castañeda transforma una anécdota real en una historia llena de poesía que da origen a su primer libro álbum, el cual no es para público infantil, sino para jóvenes lectores, y se integrará a la también joven colección del catálogo de Obras para Niños y Jóvenes: Resonancias
📚 Autor: Ricardo Chávez Castañeda
📚 Editorial: Fondo de Cultura Económica
📚 ISBN: 9786071658210
📚 Formato: Pasta dura
📚 Páginas: 40
Estimados lectores:
El día de
hoy les traigo un libro ilustrado con una historia muy interesante y
visualmente atractivo, que, además, invita a la reflexión. Es correcto, me puso
en modo filosófico. Sopórtenme un ratito, que casi nunca me sucede, y no sé si
tenga que ver con el día nublado y lluvioso o con la enigmática historia.
"La cantante y el león" nos presenta a una chica que pasaba
diario junto al zoológico al salir del conservatorio. Era su sueño ser una
cantante, pero un día, alguien le dice
que su voz es imperfecta. Triste, se sienta en una banca en las afueras del
zoológico. Mientras tanto, un desconocido defensor de los animales deja salir
al león, que rápido se escapa del zoológico y va justo hacia donde se encuentra
la cantante. Esta, atemorizada, sube a un árbol, sin encontrar cómo más defenderse
del león que ahora acecha, más que cantando
con esa imperfecta voz. El león, al oirla, se queda dormido.
La
narración, pausada, no se limita a contar únicamente lo que les platiqué en el
párrafo anterior, sino que se detiene en darle una historia a la cantante, una
chica con sueños, con metas y sentimientos, pero también con miedos e
inseguridades, por lo que podría identificarse cualquier joven, público al que
está dirigido este libro ilustrado, además invitando a la reflexión de una
situación inusual en nuestro mundo moderno.
El león,
con toda su magnificencia, se encuentra tras las rejas, encerrado y viendo la vida pasar mientras él se
encuentra estático, impotente. Paralelamente, la cantante se encuentra tan centrada
en su propio objetivo, que camina al conservatorio y pasa por el zoológico
todos los días, ensimismada, sin notar nada a su alrededor, la vida pasando sin que ella la note.
Ambos, en sus situaciones contrastantes, cruzarán caminos como presa y
depredador, el del ser humano cayendo en el papel que se encontraba el gran
felino.
De igual
forma, se puede inferir la importancia del cambio de perspectiva hacia los
problemas cotidianos que tanto nos hacen sufrir. La cantante sufre por tener una
voz imperfecta, pero que, irónicamente, sería la misma que la salvaría de las
fauces del león, lo que definitivamente pone bajo otra luz lo que nos causa
conflicto día a día. Al mismo tiempo, nos habla de la resiliencia y de
sobreponerse a los obstáculos que nos encontramos en el camino, como la chica
que intenta cantar para apaciguar al león (o consolarse en un momento decisivo),
a pesar de que ha sufrido críticas hacia su voz.
Este libro
también contiene ilustraciones
impresionistas que concuerdan con el sentido poético de la narración.
Evocan melancolía, una belleza conmovedora en una paleta en la que los tonos
verdes predominan y nos transmiten la pureza de la naturaleza. Los árboles y
vegetación, por tanto, están presentes en cada página, quitando el enfoque
principal de los personajes principales (el león y la cantante), mimetizándolos
con el ambiente.
Al
finalizar el libro el autor concluye con unas palabras:
«Esta historia está basada en hecho
reales…
La esperanza, entonces, es.»
La música
calmando a las fieras ha sido un vox pópuli,
un hecho que nadie ha comprobado personalmente, pero que todos damos por aceptado
y que tiene su origen en la leyenda de Orfeo, que poseía un canto y una forma
de tocar la lira capaz de detener el infierno y aplacar la furia de las fieras
más salvajes. Se dice que Orfeo sabía dirigirse al medio natural en su propio
lenguaje, si bien la belleza poética de esta historia y la de “La cantante y el
león” probablemente no sea tan aplicable a la realidad.
Es una
lástima que no haya podido encontrar información respecto a la historia de la
que se desprende la narración del autor. Me hubiera
resultado muy interesante leer algo al respecto, aunque quizás se trate de una
leyenda urbana.
Otro detalle que me dejó intrigada es la frase que dice el misterioso hombre,
antes de liberar al león:
«Ninguna vida debe ser contenida
jamás»
Podríamos
tomar el primer significado que otorga el contexto de la historia, y es el de una
voz que se levanta en contra de aprisionar a los animales salvajes para nuestro
entretenimiento. Pero también pudiéramos pensar en nuestras propias vidas, y
analizar cuáles son nuestras rejas,
nuestras limitaciones, nuestras inseguridades, que obstaculizan el camino a la
libertad.
En
general, es un libro con mucha tela de donde cortar, que seguramente podrá
interesar a los jóvenes en etapa de análisis profundo de su vida y del mundo en
que habitamos. De entrada, un ejemplar que llegará a embellecer nuestro
librero.
¡Se los
recomiendo!
¡Hola!
ResponderBorrarLas ilustraciones son muy bonitas.
Besitos :)
¡Hooola!
ResponderBorrarTe ha quedado genial la reseña.
No me sonaba el libro, pero ya solo viendo las ilustraciones dan ganas de leerlo. Y vamos, veo después de tu reseña que tiene mucha chicha, mucha reflexión, y que es de esos de quedarse dando vueltas después de haberlo leído, cosa que me encanta. Me lo apunto sin duda.
¡besos!